Somos libres y creativos, o nos lo hacemos. Y, aunque a veces parezca que nos hemos perdido en un hotel de Tokio, nos encontramos frente a la marmota que anuncia una primavera temprana. Porque nos gusta escribir —«escribir en España no es llorar, es beber, es beber la rabia del que no se resigna a morir en las esquinas»— y nos gusta Bill Murray. Sí, Bill Murray es nuestro pastor. Nada nos falta.